Testimonios
La Pedagogía Corporal Consciente, mi descubrimiento del año
Para mí la Pedagogía Corporal Consciente ha sido un gran descubrimiento. Hacía tiempo que había oído hablar de ella, pero no sabía muy bien qué era. Ahora hace ya un año que la practico y me va muy bien. Me hace más consciente de mi cuerpo, de las tensiones que acumulo a lo largo del día, de la respiración, de las posturas más habituales, de la relación entre las diferentes partes del cuerpo, y por lo tanto, de la visión del cuerpo como un todo.
Ir a las sesiones de Pedagogía Corporal Consciente es hacerle un regalo al cuerpo, es dedicarle una atención que se merece y necesita y que, muchas veces, le negamos por falta de tiempo. El cuerpo lo agradece y responde mejorando la respiración, y yo me siento más vital, más ligera y más tranquila.
La Pedagogía Corporal Consciente no trabaja sólo a nivel físico. Es un trabajo más profundo, y tiene efectos tanto a nivel mental como emocional.
¡Este trabajo me ayuda en mi día a día y pienso continuar disfrutándolo durante mucho tiempo!
La Pedagogía Corporal Consciente es una actividad adictiva. ¡Te engancha!
Lo hace porque, al menos en mi caso, enseguida empiezas a notar efectos beneficiosos. Tu cuerpo empieza a estructurarse de otra manera… muy sutilmente perceptible, y te sientes y te piensas de forma diferente.
Entiendes que tienes que cuidar tu cuerpo por tu cuerpo es tuyo: ere tú. Y si tu cuerpo se siente bien, tú te sientes bien.
El trabajo es duro. La misma dureza que te ofrece la vida. Vas entrando poco a poco, y el esfuerzo suele convertirse en una forma de placer: se abren espacios dentro de ti, te siente arraizado al suelo, con mucha confianza en tus pies, que lo aguantan todo. Respiras mejor, aprendes a respirar como tiene que ser.
Todo tiene una trascendencia: tu día a día se ve “afectado” por esta práctica. Ya nada es exactamente lo mismo. Se adquiere un nivel de autoconsciencia suficientemente potente como para ir adquiriendo hábitos de movimientos y posturas más ajustado a las necesidades de nuestra anatomía.
Y no hay trampa, ni estamos hablando de un milagro. Hay una persona experta que te guía, que te ayuda y te motiva. Y el resto lo tienes que poner tú. Como decía, se necesita esfuerzo, se necesita constancia, se necesita continuidad. ¡Y también se necesita una mirada positiva ante la vida!
La Pedagogía Corporal Consciente ha sido una poderosa herramienta para escuchar y redescubrir mi cuerpo. Mediante pequeños movimientos, sencillos pero muy efectivos, puedo comprender cómo funciono a nivel corporal y relacionarlo con las emociones y posturas. Las clases de Pedagogía Corporal Consciente son una oportunidad para estar con mi misma, presente, donde mi cuerpo recupera poco a poco su espacio natural, y sus efectos aportan serenidad y equilibrio a mi vida.
Tomar conciencia de mi cuerpo… me está alargando la vida: porque soy más capaz de disfrutar, de sentir mejor, porque soy capaz de ver qué puedo y no puedo hacer, porque soy capaz de amar mejor… He discernido que soy una unidad en cuerpo y alma, me he hecho responsable de mi vida, y lo más importante de todo… me quiero tanto que soy más capaz de vivir mi vida en presente de indicativo.
Soltarse. Soltarse, respirar, poner luz… recuperar vitalidad. Percepción directa, sutil, del entorno. Comodidad al cuerpo, un espejo y una muestra de armonía.
El cuerpo se recupera más fácilmente.
La sensación ya después de la primera sesión fue de apertura y energía recuperada, de centramiento íntimo, pleno y callado. Enraizamiento, el peso abajo.
La ciática semanal se disolvió.
Un trabajo bien preparado y dirigido por Carmen, proporcionando un espacio donde, en la medida que te mantienes como un principiante que descubre sin propósito ni pretensión, vas recuperando tus espacios, respirando, estirando y movilizando; interrogado sin palabras.
Durante un rato liberas el recuerdo y durante otros ratos, ya fuera, puedes recuperar el trabajo: algo que sigue y va más allá de ese rato, si lo quieres y lo permites.
¿Qué es para mi la Pedagogía Corporal Consciente?
El descubrimiento de uno mismo: por dentro y por fuera, emocional y físico. Me ha ayudado a conocer mi cuerpo y las razones de ser como soy. De ser consciente que cada sentimiento y emoción genera en mi una actitud y una manera de afrontar el mundo en el día a día y hace que mi cuerpo reaccione y adopte una postura (física y emocional). Ser consciente de como mi cuerpo me dice “gracias” o “me siento bien” después del trabajo de Pedagogía Corporal Consciente y tenir ganas de reencontrarme con este sentimiento en cada momento. Es trabajo, esfuerzo y recompensa de autoconocimiento y sentimiento de ser presente allí donde estoy.
Está claro que si practicas Pedagogía Corporal Consciente rápidamente te das cuenta de los beneficios que tea porta en la armonía del cuerpo. Ya en las sesiones, mientras se hace el trabajo, se evidencian algunos cambios físicos, pero es poco a poco, con la práctica constante, que el trabajo de Pedagogía Corporal Consciente va dando sus frutos y el cuerpo se va equilibrando y va volviendo a su centro. Por propia experiencia puedo decir que es una sensación muy agradable y reconfortante que ayuda a tomar conciencia del propio cuerpo.
Ahora bien, lo que tengo interés en remarcar, es la sensación de agradecimiento que suelo sentir al finalizar las sesiones. Una gratitud que está relacionada con el bienestar que produce física y emocionalmente este método de pedagogía corporal. Lo recomiendo.